Me decidí nomas... pero porque lo necesitaba.
Es imposible mantener discusiones políticas todo el tiempo y aclarar el panorama dejando sentado todo lo que pienso, a veces creo que el pensamiento llega a mi y es ahí cuando... el viento lo roba y luego...vuelve, pero para ese entonces la discusión ya terminó, y la contraparte se prendió un pucho y quedo balbuceando solo.
El ardid del viento me juega en contra y me pega en la canilla cuando estoy por clavarla en un ángulo.
Me refiero al arte de argumentar, todo lo que incorporé en mi vida, a veces no me sale de la garganta, y queda encerrado en el laberinto del cerebro, entonces comprendí que la escritura me salva (en realidad el teclado y las pausas sin apremio).
Solía pensar que la política era algo vieja, sin sentido, caucásica y de unos 65 años, con voz ronca y marinada con Particulares 30 (cigarrillos negros y duros si los hay), es decir la veía como algo que indefectiblemente moría y que no merecía mi atención. Durante años repetí zonceras por doquier, y actué de manera interpretada sin permitirme interpretar lo que me decían o lo que me mostraban.
El psicoanálisis, la filosofía, y un profundo mea culpa me salvaron...
Ahora puedo equivocarme con tranquilidad, porque me dedico a deconstruir la realidad que me es dada, a desmontar el concepto que me quieren introducir, y sólo lo acepto cuando éste no soslaya el mas mínimo interés espurio.
Voy a tratar de jugar, criticar, comentar, abalar, alabar, y demás acciones con tal de sentar mi parecer, digo... mi parecer, porque mis verdades son ultra-relativas, pero ponele la firma que las voy a defender.
Este es mi espacio, pero al ser público le pertenece a cualquiera que con buenas intenciones quiera discutir, disentir, discernir, y demás acciones...
A construir se ha dicho. El poder a la política y la política al poder.
"Ahora puedo equivocarme con tranquilidad"
ResponderEliminarexcelente punto de partida.
dale para adelante, querido!